miércoles, 10 de febrero de 2016

¿Te sientes incómodo con tu timidez? descubre las pautas para vencerla.


Existen muchas personas que sufren de timidez en su forma leve o extrema y luchan por superarla. Para lograr un cambio tenemos que ser pacientes y poner todo nuestro esfuerzo.

Si la timidez es algo incómodo, lo es más aun el hecho de que generalmente las personas tímidas tienden a subestimar sus capacidades y son bastante autocríticos.

Primeramente veamos cuales son las causas que generalmente hacen que unas personas sean más tímidas que otras.

¿Cuáles son las causas?

Desde la infancia se va forjando la timidez aunque es en la adolescencia cuando realmente se puede acabar de modelar este rasgo.

La timidez no depende un único factor, las pautas de educación y el tipo de relación que mantengan con sus padres pueden ayudar a fomentarla. Entre los factores que intervienen destacan:





1) Protección excesiva de los padres:

La sobreprotección de los padres puede desencadenar el hecho de que una persona sea más tímida, ya que si no les permiten libertad para relacionarse con las personas, ni le dejan que afronten los problemas solos, estas personas en un futuro tendrán dificultades a la hora de hacerse responsables de su conducta y carecerán de iniciativa para hacer las cosas por sí mismos. Puede que ante una situación comprometida al ver que carezcan de recursos, su autoestima se vea perjudicada.

2) Gran exigencia por parte de los padres:

Unos padres que estén encima de sus hijos exigiéndoles que hagan las cosas de una determinada manera y con un nivel alto de perfeccionismo, hará que sus hijos desarrollen un sentimiento de inferioridad y también de culpabilidad, lo que les llevará a que se sientan inseguros por temor a que las cosas no salgan tal y como se les exige o como se espera de ellos.

3) El grado de timidez de los padres:

No se hereda la timidez, pero el hecho de tener unos padres que tengan dificultades a la hora de expresarse, comunicarse y que carezcan de contactos, puede hacer que los hijos sigan su ejemplo y sean menos participativos.

4) Las  malas experiencias vividas:

Como haber sido objeto de burla de los compañeros de clase, del trabajo o fracasos en el amor, pueden hacer que la persona sea más tímida y reservada.

5) Los propios complejos:

Las personas que se sienten acomplejadas por alguna limitación física o psicológica (sentirse demasiado gordo o delgado, alto o bajo, un determinado tipo de nariz…) suelen acabar potenciando las características de la timidez.


Paso 1: Comprender el motivo de la timidez

Vamos a pensar en el origen de nuestra timidez, entre todas las posibilidades algunas de ellas pueden ser:

  • Tenemos una débil imagen sobre nosotros mismos: esto ocurre cuando nos evaluamos negativamente y aunque es difícil silenciar nuestra voz interior, es cierto que al proceder de nosotros mismos, podemos ordenarle lo que nos debe decir.
  • Nos cuesta creer cuando alguien nos hace un cumplido: incluso en ocasiones pensamos que esa persona está equivocada. Aceptemos los cumplidos que nos hagan y agradezcámoslo.
  • Nos preocupamos bastante sobre nuestro comportamiento: esto se debe a que nos solemos concentrar demasiado en nosotros mismos.
  • Las etiquetaciones que nos hacen los demás: algunos de nosotros cuando hemos sido pequeños nos hemos comportado con timidez, pero la gente al pensar que las personas no cambiamos nos etiquetan como tímidos, aunque haya pasado el tiempo, en este caso puede que nos adaptemos a lo que creen de nosotros y que por tanto, nos comportemos como tal.
    El primer paso es aceptar nuestra timidez y sentirnos cómodos con ella, ya que si nos resistimos, más tiempo se impondrá.
    Examinemos cuales son los factores que desencadenan nuestra timidez. Para ello tratemos de averiguar las ideas que pasan por nuestra cabeza justo antes de que la timidez se manifieste.
    Puede que no todas las situaciones nos provoquen timidez, ya que por ejemplo cuando estamos en familia nos sentimos mucho más cómodos y relajados debido a que los conocemos mejor. Por tanto, si delante de nuestra familia no somos tímidos, también podemos conseguirlo con el resto del mundo, tan solo se trata de practicar.
    Antes de que practiquemos es muy importante que hagamos una lista de aquellas situaciones que nos provocan ansiedad, y que las ordenemos de forma que las que nos causen menos ansiedad estén al principio y las que más nos causen al final. El hecho de que las tengamos ordenadas y verlas por escrito, nos parecerá una tarea la cual la podemos ir cumpliendo poco a poco.
    Paso 2: Conquistando nuestra mente.
    Lo que nos causa timidez se debe a que nosotros lo percibimos como un factor desencadenante, y una vez nos encontramos en esa situación, frente a esa persona o estímulo, nuestra mente la tenemos programada para que de forma automática reaccionemos con timidez. Lo bueno es que podemos cambiar nuestra respuesta, interrumpiendo nuestra respuesta común (timidez) por otra que nos reprogramemos (no timidez), algunas de las formas que podemos hacerlo son:

  • Cuestionar la validez de nuestras razones. Practicar en público para desprogramar nuestra respuesta automática e intentar controlar las emociones negativas que nos producen. Conforme vayamos practicando nos daremos cuenta que esas emociones y sentimientos negativos, fueron buenos compañeros, ya que nos han motivado a esforzarnos más aun en cambiar.
  • Otro punto importante es que les prestemos atención a quienes nos rodean, ya que al dejar de concentrarnos tanto en nosotros mismos, podremos relajarnos y no preocuparnos tanto sobre nuestro propio comportamiento.
  • Para poder automotivarnos debemos visualizar nuestro éxito. Para ello podemos cerrar los ojos y visualizar una situación que nos provoca timidez, mientras pensamos en tener confianza. Esta técnica nos será más efectiva si la realizamos a diario.
  • La postura corporal también tenemos que  practicarla. Para dar la impresión de que confiamos en nosotros mismos, podemos ir con la cabeza en alto, hombros hacia atrás… por ejemplo. Esto a su vez, engañará a nuestro propio cerebro ya que existen estudios en los que afirman que una buena postura corporal puede hacernos sentir más confiados y reducir nuestro estrés.
  • También es importante cuidar la forma en la que hablamos. Muchas veces nos avergonzamos al tener que repetir lo que dijimos porque lo hemos dicho en voz muy baja. Intentemos hablar con claridad, en un tono medio  y acostumbrémonos a nuestra propia voz.
  • Compararnos con los demás hace que seamos más tímidos, ya que solemos pensar que no podemos llegar a su altura. No nos servirá de nada compararnos con nadie, pero si nos surge ese pensamiento por la cabeza, intentemos que sea realista y pensemos que quizás esa persona también puede estresarse como nosotros en situaciones parecidas.
  • Aumentemos nuestra  autoestima y pensemos en lo genial que somos para determinadas cosas. Pensar  en las cosas que sabemos, que hemos logrado, en lugar de centrarnos en otros aspectos menos importantes de nosotros.
  • Establezcamos nuestro valor social y las fortalezas, no solo porque no seamos tan extrovertidos como otras personas, no significa que no tengamos fortalezas sociales. Quizás por ejemplo podemos ser muy buenos oyentes u observadores y darnos cuenta de cuando alguien tiene un problema,…
  • No nos dejemos etiquetar. Las personas que son extrovertidas no siempre son populares o felices, ni las más introvertidas son unas infelices. Por tanto, si no nos gusta que nos etiqueten, tampoco pongamos etiquetas a otros.
    Paso 3: claves para conquistar  las  situaciones sociales.
    Informarnos y prepararnos varios temas antes de un encuentro que podemos predecir.
    Imaginarnos las conversaciones compuestas por etapas. Al principio cuesta un poco más, pero cuando a través de la práctica los internalicemos podremos abordar cualquier conversación en piloto automático y no ponernos tan nerviosos. Es interesante dividir las conversaciones en 4 etapas.

  • La primera etapa es una pequeña charla a su máxima expresión.
  • La segunda etapa consiste en las presentaciones.
  • La tercera etapa consiste en encontrar un área en común o tema del que ambos puedan hablar.
  • La cuarta etapa es concluyente, una de las partes le informa a la otra de su partida.
    Seamos nosotros mismos los que iniciemos  una conversación. Un comentario cualquiera que sea acerca de algo que ambos compartimos dará inicio a una charla.
    Practiquemos todo lo que podamos: Si estamos en un lugar público con varias personas podemos tener la misma conversación varias veces y esto nos permitirá ganar autoconfianza y practicar.  Al principio intentemos que nuestras conversaciones sean cortas para que no nos sintamos tan tensos y a medida que nos sintamos más seguros podemos profundizar en nuestro discurso.  
    Trasmitamos a los demás  una actitud abierta y amigable a través de nuestro lenguaje corporal. Evitemos por tanto  cruzar los brazos, y mantengamos la cabeza en alto y nuestras manos sueltas.
    Miremos a los ojos y sonriamos: para iniciar una conversación es una manera de demostrar a los demás que somos amistosos y queremos participar.
     Visualicemos  nuestro cuerpo. Si ante una situación o persona nos ponemos ansiosos, hagámonos  las siguientes preguntas:

  • ¿Estamos  respirando? Intentemos desacelerar nuestra respiración para que nuestro cuerpo se relaje.
  • ¿Estamos  relajados? Si no es asi,  movamos nuestro  cuerpo hacia una posición más relajada.
  • ¿Somos una persona abierta? Aprovechemos las señales que nos da nuestra propia posición.
    Paso 4: Establezcamos nuestras metas.
    No basta con pensar que no seremos tímidos, ya que no es una meta tangible, es igual que decir que seremos perfectos. Entonces, ¿Cómo lo hacemos? Para empezar necesitamos establecer metas que estén orientadas hacia la acción, ya sea hablarle a un desconocido o iniciar la conversación con alguien que nos guste.
    Para lograrlo debemos establecer metas pequeñas para gradualmente llegar a nuestro propósito.
    Conocer las situaciones que son más cómodas para nosotros es un buen comienzo, ya que si lo intentamos en entornos que nos hacen sentir verdaderamente incómodos, nos sentiremos frustrados y abandonaremos nuestro rumbo. Se trata de empezar en aquellas situaciones que  nos sintamos agusto, para poco a poco, una vez que nos sintamos más seguros, ir intentándolo en otros entornos más complicados.
    Tal y como comentamos en otro apartado, se trata de iniciar por aquellas situaciones que nos provocan menos ansiedad, para paulatinamente ir ascendiendo en nuestra lista.
    Atrevámonos a conocer gente nueva que comparta intereses con nosotros y establezcamos una estrategia para hablarle. Al principio nos parecerá complicado, pero una vez que lo automaticemos será como montar en bicicleta.
    Para automotivarnos es importante que registremos nuestros éxitos. Es una manera de observar el progreso que hemos hecho. Recordemos que no se trata de correr en el camino, sino de que tardemos el tiempo que tardemos, llegar a nuestro objetivo.
    Algunos Consejos
    Digamos  “sí” a más cosas. Aunque resulte difícil al principio, la clave está en que vayamos aceptando cosas que no solíamos hacer para poder seguir avanzando de esta forma.  
    Concentrémonos en los aspectos positivos de las situaciones, ya que en caso contrario crearemos una tensión innecesaria y no disfrutaremos de la parte buena de relacionarnos con los demás.
    Recordemos que la timidez es tan solo una emoción, no un rasgo de nuestra personalidad. La timidez podemos cambiarla si cambiamos nuestros sentimientos y acciones hacia ella.
    Cuando hablemos, hagámoslo despacio, asi nos dará más tiempo para pensar en lo que vamos a decir, y prolongaremos más la situación.
    Tengamos en cuenta que puede que las personas que mejor nos conozcan como familiares y amigos pueden llegar a gastarnos bromas inofensivas al ver que intentamos salir de la categoría de tímidos en la que nos habían encasillado. Intentemos ignorarlas y no le demos la mayor importancia.
    No forcemos por cambiar lo que somos, recordemos que no es malo ser tímidos, tan solo se trata de que nos sintamos más cómodos en esas situaciones sociales en las que no nos sentimos relajados y nos provoca ansiedad. Tan solo se trata de reducir esa emoción negativa que nos incomoda.



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